Cambiar de hábitos no debería sentirse como entrar a una secta. Pero así lo viven muchos cuando les hablan de “empezar a cuidarse”. Como si cuidarte significara vivir a base de pepinos y agua tibia. Por eso los consejos de Altus Body Nutriólogos tienen tanta pegada: son lógicos, aplicables y sin ese tono de culpa que echa todo a perder. ¡Obtén los datos aquí!
Primero lo básico: ponle atención a lo que comes, pero de verdad. No mientras revisas el celular ni de pie en la cocina. Comer con prisa es como ver una película adelantada. Te pierdes todo. Si masticas lento, notas cuando ya tuviste suficiente. Te ahorras esa sensación de “me pasé otra vez”.
Otro error común: pensar que saltarse comidas es ser disciplinado. En realidad es sabotearte con elegancia. Especialmente en la mañana. Saltar el desayuno te deja sin gasolina y con el doble de antojos más tarde. No hace falta banquete. Con una fruta y algo de proteína ya cambias el tono del día.
Y hablando de cosas simples que cambian todo: el agua. Con tanto clima cambiante en Tijuana, uno se deshidrata sin sentirlo. Tener la botella a la mano es más útil que bajar otra app. Muchas veces ese antojo raro es solo tu cuerpo pidiendo agua, pero tú le das galletas.
Los antojos no son enemigos. Son parte del show. Si se te antoja un pan dulce, cómelo. Pero disfrútalo. De verdad. No lo engullas con culpa. Comer lo que te gusta, en cantidades razonables, te mantiene cuerdo. El problema no es la concha, es comerte cuatro sin pensarlo.
Tener algo listo en el refri es otro truco que salva. No necesitas menú semanal de Pinterest. Solo saber que hay sopa, arroz o algo congelado casero puede evitar el momento en que terminas pidiendo comida que ni te gustó tanto. Un poco de planeación quita muchos tropiezos.
Y sí, moverse. No hay que volverse influencer fitness. Pero moverte. Baila mientras trapeas. Camina en vez de mandar ese mensaje. Juega con tus hijos como si tú también tuvieras cinco años. Eso también cuenta.
Lo dicen claro en Altus Body: esto no va de rigidez ni perfección. Va de probar, de ajustar, de equivocarse y seguir. Comer bien, sentirte bien, moverte un poco más. No para tener un “cuerpo de verano”, sino para tener energía real. Si en el camino hay un café con pan, que lo haya. Porque la salud no debería ser una jaula. Debería ser el espacio donde puedes respirar sin culpa.
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